me vi una cana
Como dice un anuncio de una conocida marca de choclotale, no estaba preparada.
Cuando tienes 15 años quieres llegar a los 17; cuando cumples los 16, quieres 18. Cuando eres mayor de edad quieres contar 19 velas en una tarta que rara vez comes para celebrarlo (porque ya eres demasiado mayor para compartirlo con los amigos). Y cuando tienes 21 te das cuenta de que también quieres tener 19. Ahí empiezan los problemas.
Ocurrió hace algo más de dos semanas, yo estaba en el trabajo y fui al baño para refrescarme la cara porque el calor empezaba a apretar y, después de cinco horas sentada en la silla, necesitaba estirar las piernas. Total que ahí estaba yo frente al espejo secándome la cara cuando, all of the sudden, vi algo que brillaba en mi cabeza, justo en el nacimiento del pelo. "Bueno", pensé, "será que tengo un pelo muy rubio dentro de mi color castaño normalito". Acto seguido intenté capturar el pelo tratando de no darme con el espejo en la cara. Miré fijamente y traté de capturarlo. Cuando lo tuve en la mano para mi horrorífica sorpresa me di cuenta: ¡ay! ¡ilusa de mí! ¡Éso no era un pelo rubio, era una pedazo de cana!
Sin creérmelo todavía salí del baño y le pregunté a algún compañero aver si también pensaba que era un pelo ¡blanco!. Todos ratificaron lo que me temía, las canas me acechan.
Sé que una cana no tiene mayor importancia -tal vez me tachéis de superficial por preocuparme por cosas tan nimias-, pero ahora que había superado lo de las incipientes arrugas, la celulitis, la flacidez, la despedida de la universidad, la pérdida de agua de mi cuerpo, lo de que a partir de los 20 empiezas a empequeñecer... no sé si podré hacerme a la idea de ir a una farmacia en busca de Just For Men. Aunque, mirándolo desde otro punto de vista, quizá ahora podré empezar a echar "canitas al aire"
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